Dado que la opinión pública es fundamental para el proceso de toma de decisiones durante los conflictos armados, resulta esencial dialogar con los jóvenes y el público en general sobre el derecho internacional humanitario (DIH) y brindarles información al respecto para garantizar el cumplimiento del derecho y promover la rendición de cuentas. La educación en DIH, tanto formal como no formal, es fundamental para esta tarea. El compromiso de todas las generaciones y de todos los destinatarios –tanto militares como civiles– es importante para lograr una comprensión amplia y duradera de los objetivos del DIH y, en última instancia, para contribuir a la prevención y reducción del sufrimiento en los conflictos armados mediante un público informado y motivado. Si se tiene en cuenta que más del 42 % de la población mundial tiene menos de 25 años, los jóvenes son especialmente importantes para estos esfuerzos.
En el presente artículo, Etienne Kuster, Catherine Gribbin, Jonathan Somer, Thomas Harper y Charlotte Tocchio comparten la opinión de educadores y expertos en DIH de todo el mundo sobre la necesidad de que se realice una mayor inversión en educación en DIH a fin de forjar una cultura universal de cumplimiento.
El panorama político actual está cada vez más marcado por una gran polarización, así como por la deshumanización de las poblaciones afectadas y el desencanto con respecto al DIH. Este complejo entorno exige un compromiso renovado por parte de los educadores en DIH de todo el mundo, alentados y apoyados por los Estados Partes en los Convenios de Ginebra y los miembros del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que tienen la obligación jurídica y la responsabilidad estatutaria de difundir el DIH y construir una cultura universal de cumplimiento.
En el marco de la XXXIV Conferencia Internacional y, en particular, del tema de “forjar una cultura universal de cumplimiento del derecho internacional humanitario”, se debatió acerca de la educación en materia DIH en un evento paralelo organizado conjuntamente por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (Federación Internacional), la Cruz Roja Americana, la Cruz Roja Canadiense y la Cruz Roja Danesa, con el apoyo del Departamento Federal de Asuntos Exteriores de Suiza. Con un discurso de apertura a cargo del oficial militar de más alto rango de Canadá, el auditor general del ejército, General de Brigada Holman, el panel reunió a oradores del CICR, las Sociedades Nacionales del Grupo Europeo de Apoyo Jurídico (ELSG), la Clínica de Derecho Internacional Humanitario de Adís Abeba (Etiopía) y la Academia Humanitaria de la Cruz Roja China con el fin de compartir ideas y conocimientos especializados sobre cómo la educación en derecho internacional humanitario, así como sus principios y valores, es la piedra angular para forjar una cultura universal de cumplimiento.
Mediante testimonios, material visual y debates centrados en la evidencia, la innovación y las buenas prácticas, los oradores compartieron sus experiencias sobre la magnitud de los efectos que tiene la educación en materia de DIH en el cumplimiento. Entre ellas, la promoción de una cultura universal de cumplimiento del DIH mediante la adopción de enfoques didácticos innovadores, la participación de públicos variados y la intervención eficaz contra la deshumanización y el desencanto.
Ahora debemos aprovechar colectivamente nuestros conocimientos especializados a nivel mundial para canalizar más energía y atención hacia la educación en DIH y su función en promover la aplicación y el cumplimiento del DIH: vivimos momentos que lo necesitan imperiosamente.
Figura 1. “The Power of IHL Education: Voices from the Field” (El poder de la educación en DIH: voces desde el terreno) es un cortometraje que se proyectó en el evento paralelo sobre educación en DIH celebrado durante la XXXIV Conferencia Internacional, en el que se compartieron testimonios impactantes de todo el mundo.
Deshumanización y desencanto: la difícil situación de la población en los conflictos armados contemporáneos
Con frecuencia arraigada en la desinformación y la información errónea, la deshumanización de los combatientes percibidos como “enemigos” o de la población civil, ya sea en discursos oficiales o privados, es una tendencia muy preocupante. Esa deshumanización puede llevar a que se haga caso omiso de determinados daños o a que se hagan interpretaciones del DIH excesivamente laxas que, a su vez, se utilicen para justificar destrucción y muertes sin sentido.
El DIH tiene por objeto proteger a quienes (ya) no participan en las hostilidades y limitar los métodos y medios de guerra. Cuando algunos no aplican el DIH rigurosamente, la percepción de que existe una “doble moral” provoca el desencanto con respecto al derecho. Ese desencanto es especialmente preocupante cuando afecta tanto a los responsables de la enseñanza del DIH como a quienes deben aprenderlo, desde las autoridades y las fuerzas armadas hasta los estudiantes.
Frente a ese público destinatario, los educadores en DIH desempeñan una función clave para crear un entorno que propicie el respeto del derecho. En última instancia, quienes pagan el precio más alto por el desencanto son las personas afectadas por conflictos armados, ya que ese desencanto socava la obligación de que todos cumplan las normas en cualquier circunstancia. También contribuye a difundir la impresión errónea de que la falta de respeto por el DIH puede ser la “nueva normalidad”.
Hacia una cultura universal de cumplimiento impulsada por la educación en DIH
Teniendo en cuenta estos desafíos, en la XXXIV Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja se aprobó una resolución titulada “Forjar una cultura universal de cumplimiento del derecho internacional humanitario” (resolución 1). En su párrafo noveno, se enuncia lo siguiente:
La XXXIV Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, […] insta a las Sociedades Nacionales, con el apoyo de la Federación Internacional y del CICR, a continuar la difusión del DIH y de los ideales humanitarios del Movimiento –expresados en los Principios Fundamentales– en los ámbitos educativos formales y no formales, y entre el público en general, y alienta a los Estados, en especial a las autoridades educativas, a trabajar con las Sociedades Nacionales en la integración de estas temáticas en los programas formales o en los objetivos de aprendizaje, comenzando por la educación primaria, según corresponda;[…]
A partir de este enunciado, ¿de qué forma puede la educación en DIH abordar la deshumanización y el desencanto, y contribuir a una cultura mundial de cumplimiento de sus normas? He aquí tres pilares en los que recomendamos que se base la educación en DIH “2.0” para que esté a la altura de las circunstancias:
1. Gran impacto: la educación en DIH “2.0” debe integrar las encuestas de impacto, brindar espacio al público y considerarse un compromiso comunitario a largo plazo.
En general, la prevención es menos costosa, salva más vidas y tiene un mayor impacto que las medidas correctivas a largo plazo. En lo que respecta a la prevención de las violaciones del DIH mediante la creación de un entorno propicio para el respeto del DIH, el impacto de esa labor suele verse eclipsado por la gravedad de las flagrantes y atroces violaciones del DIH sobre las que informan los medios de comunicación.
No obstante, el impacto preventivo de la educación en DIH puede y debe medirse, no solo para garantizar una mejora continua de la calidad, sino también para poner de relieve su aporte fundamental para salvar vidas.
Un ejemplo interesante de cómo puede medirse el impacto de la educación en DIH es el Concurso Jean-Pictet de DIH. Desde 1989, este certamen anual de alcance mundial ha dotado a más de 4.500 estudiantes de conocimientos prácticos sobre el DIH que les han permitido progresar no solo en sus actividades profesionales relacionadas con el fomento del cumplimiento y la protección, sino también en la promoción y la aplicación del DIH en todo el mundo. En la última encuesta de impacto del Concurso Jean-Pictet, se observa que la educación en DIH basada en la práctica y en la empatía capacita a los estudiantes para convertirse en profesionales que contribuyen a una mejor aplicación del DIH.
Figura 2. Resumen de la última encuesta de impacto del Concurso Jean-Pictet sobre DIH llevada a cabo por el CICR (2023).
Los efectos de la educación en DIH también pueden medirse con encuestas sobre cambios de actitud en un público determinado antes y después de hacer un curso sobre DIH. Como buena práctica, se recomienda que los educadores en DIH evalúen sus programas sistemáticamente. Los resultados de las evaluaciones de la educación en DIH, si son positivos (como ocurre en la mayoría de los casos), también pueden ayudar a “encantar” nuevamente a los docentes de DIH y a intensificar los esfuerzos de educación en DIH.
Otra buena práctica para lograr un impacto positivo es contar con educadores en DIH que pertenezcan al mismo rango etario que su público destinatario, como demuestran las interesantes campañas de DIH lideradas por jóvenes organizadas por la Cruz Roja Americana.
En lo que respecta a la duración, para que la educación en DIH resulte eficaz debe constituir una inversión a largo plazo que pueda traducirse en la integración formal del DIH en los planes de estudio de escuelas y universidades, pero también en programas de educación no formal como campañas de la Cruz Roja o la Media Luna Roja, o cursos de formación específica. La educación en DIH también producirá un mayor impacto si cuenta con el apoyo de una comunidad mundial de profesionales que se comprometan (o se vuelvan a comprometer) con ella, intercambien experiencias y trabajen juntos.
2. Empatía: la educación en DIH “2.0” debe impartir conocimientos no solo sobre las normas, sino también sobre qué tan importantes son para las personas afectadas por conflictos armados y por qué.
La enseñanza del DIH sin un enfoque empático corre el riesgo de desviarse de la letra y el espíritu de la ley. La enseñanza empática del DIH es fundamental para que los estudiantes asimilen las normas, valoren su importancia y tengan presentes los requisitos para aplicarlas. También permite que los estudiantes vean el lado humano de los conflictos armados, al conectar con las experiencias vividas por las personas afectadas –el miedo a ser desplazados, el trauma de perder a sus seres queridos, los sentimientos de los combatientes heridos y las dificultades de vivir en una zona de guerra– y comprender el impacto de esas normas en la vida real.
Educar en materia de DIH a través de la mirada de las personas afectadas (a partir de historias reales, estudios de casos y testimonios) hace que sea más fácil comprender y aplicar las normas. Estos enfoques didácticos integrales y las experiencias de aprendizaje inmersivas –como las utilizadas en la iniciativa “La Juventud como agente de un cambio de comportamiento” (“YACB”) de la Federación Internacional y el programa “Exploremos el derecho humanitario” del CICR– ayudan a que los estudiantes desarrollen un sentimiento de urgencia y un sentido de responsabilidad personal que los motive a promover el cumplimiento y la aplicación del DIH.
Si no contamos con las herramientas o los medios para reflexionar adecuadamente, muchos de nosotros, incluidos los estudiantes, nos sentimos ineficaces y abatidos. Por consiguiente, debemos (volver a) comprometernos colectivamente para crear una experiencia educativa que constituya un llamado a la acción, de modo que el DIH, así como los principios y los valores humanitarios, dejen de ser una mera cuestión técnica para convertirse en una fuerza transformadora que preserve la humanidad en los conflictos armados..
3. Innovación: la educación en DIH “2.0” debe explorar herramientas basadas en evidencia para fomentar la empatía y la capacidad de acción, incluso mediante el uso de tecnología digital.
La forma de comunicar un mensaje es tan importante como el contenido de ese mensaje. Algunas investigaciones demuestran que las herramientas de aprendizaje inmersivo son más eficaces para influir en el comportamiento humano que las campañas de sensibilización. Por ejemplo, se ha demostrado que el uso de métodos basados en videojuegos en el aula genera mejores resultados de aprendizaje que las meras simulaciones y, a la vez, existe una conexión entre el aprendizaje inmersivo y la empatía. En la resolución “Acercar el DIH” de la XXXIII Conferencia Internacional, se alentó el desarrollo de métodos digitales innovadores para la educación en DIH.
Con este fin, y basándose en la evidencia, los asociados del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja[i] se unieron con el objetivo de utilizar la inmersión y la gamificación para guiar al público en historias que generen gran empatía, donde el usuario pueda experimentar de qué manera –como consecuencia de decisiones individuales– el DIH marca la diferencia. El resultado, If War Comes to You, es una película interactiva en primera persona en la que el usuario puede elegir su propio camino y vivir la experiencia como civil, soldado o personal humanitario, lo cual le permite ver cómo las decisiones que toma pueden reducir el sufrimiento durante la guerra. Más que una película, la experiencia contiene opciones y otros elementos interactivos que permiten que el usuario profundice en las temáticas del DIH. Disponible en diez idiomas, la película también incluye un ‘llamado a la acción’ en formato de videojuego, en el que se pide al usuario que envíe un ‘tuit’ en apoyo de #limitstowar (#límitesalaguerra), el grupo juvenil de defensa del DIH que aparece en la película.
Figura 3. Entradas de usuarios al llamado a la acción #limitstowar.
La película If War Comes to You ha sido galardonada en el ámbito de la comunicación y el cambio con varios premios, entre ellos en las categorías de “comunicación con fines específicos” y “experiencia digital”, superando a comunicadores corporativos tan expertos como Mercedes y Porsche.
Pero de poco sirve un vehículo de alta gama estacionado en el garaje. La innovación en la educación en materia de DIH requiere nuevos procesos y asociaciones para maximizar la aceptación por parte del público destinatario. Por ejemplo, la Cruz Roja Danesa ha aprovechado los canales de promoción de la industria de los videojuegos, con sesiones en línea en vivo a través de las plataformas de streaming de influencers famosos (y pertinentes) del mundo de los videojuegos. En esas sesiones, los jugadores comentan la experiencia mientras los espectadores participan a través de las funciones de chat.
La resolución de la Conferencia Internacional mencionada anteriormente también abre la puerta a que las Sociedades Nacionales trabajen junto con las autoridades nacionales para integrar el DIH en los programas escolares. La película If War Comes to You les ofrece un medio innovador, premiado y fácil de utilizar para los estudiantes con el que pueden lograrlo.
Conclusión: un llamado a la acción a todos los responsables de la toma de decisiones, la planificación y la implementación relativas a la educación, incluidos los Estados, el Movimiento y los educadores en materia de DIH
Como afirmó Nelson Mandela, “La educación es el arma más poderosa que se puede utilizar para cambiar el mundo”. Para influir en el cambio hacia un público cada vez más respetuoso del derecho, informado y motivado, la educación en DIH desempeña una función clave y, en última instancia, contribuye a forjar una cultura mundial de cumplimiento del DIH.
Instamos a los representantes de los Gobiernos, de la sociedad civil, del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y a todos los educadores de DIH en general a que se comprometan (nuevamente) con la educación en DIH, a través de un enfoque “2.0” renovado. Con este nuevo enfoque, se busca lograr un impacto y medirlo, empatizar e innovar mediante la enseñanza no solo de las normas, sino también de por qué y de qué forma esas normas son importantes para las personas afectadas por conflictos armados.
Existe una increíble red de profesionales especializados en este campo. Tenemos que apoyarnos mutuamente y promover los esfuerzos de educación en materia de DIH en todo el mundo. Aunque la educación en DIH por sí sola no es suficiente para lograr el cumplimiento, debemos esforzarnos por hacer todo lo que esté a nuestro alcance para contribuir a ello. Nuestra labor en educación debe realizarse capacitando al público para que contribuya al cumplimiento del DIH, ya sea como futuros profesionales del DIH o como ciudadanos que lo exigen a sus gobiernos.
Los desafíos actuales, incluida la percepción de que existe una “doble moral”, hacen que este enfoque renovado de la educación en DIH no sea solo un deseo, sino también una obligación. Se lo debemos a todas las personas que son víctimas de la retórica de la deshumanización y el desencanto, así como de violaciones del DIH y, puesto que todos somos parte del género humano, se lo debemos a la humanidad en su conjunto.
Como afirmó Nelson Mandela, “La educación es el arma más poderosa que se puede utilizar para cambiar el mundo”. Para influir en el cambio hacia un público cada vez más respetuoso del derecho, informado y motivado, la educación en DIH desempeña una función clave y, en última instancia, contribuye a forjar una cultura mundial de cumplimiento del DIH.
Instamos a los representantes de los Gobiernos, de la sociedad civil, del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y a todos los educadores de DIH en general a que se comprometan (nuevamente) con la educación en DIH, a través de un enfoque “2.0” renovado. Con este nuevo enfoque, se busca lograr un impacto y medirlo, empatizar e innovar mediante la enseñanza no solo de las normas, sino también de por qué y de qué forma esas normas son importantes para las personas afectadas por conflictos armados.
Existe una increíble red de profesionales especializados en este campo. Tenemos que apoyarnos mutuamente y promover los esfuerzos de educación en materia de DIH en todo el mundo. Aunque la educación en DIH por sí sola no es suficiente para lograr el cumplimiento, debemos esforzarnos por hacer todo lo que esté a nuestro alcance para contribuir a ello. Nuestra labor en educación debe realizarse capacitando al público para que contribuya al cumplimiento del DIH, ya sea como futuros profesionales del DIH o como ciudadanos que lo exigen a sus gobiernos.
Los desafíos actuales, incluida la percepción de que existe una “doble moral”, hacen que este enfoque renovado de la educación en DIH no sea solo un deseo, sino también una obligación. Se lo debemos a todas las personas que son víctimas de la retórica de la deshumanización y el desencanto, así como de violaciones del DIH y, puesto que todos somos parte del género humano, se lo debemos a la humanidad en su conjunto.
Referencias
[i] Grupo Europeo de Apoyo Jurídico de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, CICR y Cruz Roja Danesa.













